Es el primer responsable del proceso formativo del Seminario, es decir, de los futuros integrantes del presbiterio diocesano, como sucesor de los apóstoles en el triple oficio de regir, santificar y enseñar.
Es el inmediato colaborador del rector en la orientación y dirección del Seminario, junto con los demás sacerdotes que conforman el equipo de formadores. El vicerrector es garante de la disciplina del Seminario e invita a la comunidad a apreciarla “como elemento necesario de toda la formación, para adquirir el dominio de sí mismo y procurar la sólida madurez de la persona”.
Es el sacerdote responsable del manejo administrativo de todos los bienes temporales del Seminario. Su ejercicio ha de favorecer el sentido de justicia, pobreza y responsabilidad en el uso de los recursos por parte de la comunidad formativa.
Es el miembro del equipo de formadores que tiene la responsabilidad de orientar el camino espiritual de los seminaristas en el fuero interno, y la de dirigir y coordinar los diversos ejercicios de piedad y de la vida litúrgica del Seminario. Así mismo, es el coordinador de los otros sacerdotes autorizados por el Obispo para ser directores espirituales o confesores de los alumnos, a fin de asegurar la unidad de criterios en el discernimiento espiritual.
Es el miembro del equipo de formadores que, designado por el rector, en comunión con él y con los demás formadores, coordina todo lo concerniente al proceso de formación en la dimensión académica, para garantizar el logro de las competencias intelectuales en los seminaristas, con miras a fortalecer las demás áreas de la formación. Ayuda a coordinar adecuadamente las disciplinas filosóficas y teológicas, para que juntas tiendan a abrir cada vez más las inteligencias de los alumnos al misterio de Cristo.
Es el miembro del equipo de formadores que, en comunión con el grupo de pastoral del Seminario, coordina las prácticas pastorales, de modo que se pueda llevar a cabo un mejor acompañamiento a los seminaristas y así vigilar que se esculpan, en la persona del candidato al sacerdocio ministerial, las características de Jesucristo Buen Pastor.
Es el miembro del equipo de formadores designado por el rector, para velar por el cultivo de la cultura y las artes, mediante las distintas actividades que para este fin se proponen en el proyecto formativo del Seminario.
Son los sacerdotes miembros del equipo de formadores, quienes, además de su función docente, acompañan y coordinan al grupo de seminaristas que tienen a su cargo, con el propósito de crear y mantener constantemente un ambiente fraterno, de tal manera que se fortalezcan las dimensiones de la formación.
Son sacerdotes que colaboran directamente con el Obispo en la formación sacerdotal, con suficiente criterio y madurez humana y cristiana, con experiencia pastoral, identificados con su Sacerdocio, y que viven la comunión entre ellos y con el Obispo.
Es la familia sacerdotal diocesana que motiva y acompaña el proceso formativo de los seminaristas.
Son aquellos laicos o sacerdotes, que acompañan al estudiante en el proceso formativo, para contribuir eficazmente a conseguir los fines de la dimensión académica.
Es la familia sacerdotal diocesana que motiva y acompaña el proceso formativo de los seminaristas.
Son aquellos laicos o sacerdotes, que acompañan al estudiante en el proceso formativo, para contribuir eficazmente a conseguir los fines de la dimensión académica.
Es Iglesia doméstica, comunidad evangelizadora y primer seminario, donde nace y se fomenta la vocación del aspirante al sacerdocio ministerial.
Es comunidad de comunidades que orienta siempre a la comunión, participación y misión, como educadora en la fe y garante del cultivo de la vocación de los aspirantes al ministerio sacerdotal.